(function() { (function(){function b(g){this.t={};this.tick=function(h,m,f){var n=void 0!=f?f:(new Date).getTime();this.t[h]=[n,m];if(void 0==f)try{window.console.timeStamp("CSI/"+h)}catch(q){}};this.getStartTickTime=function(){return this.t.start[0]};this.tick("start",null,g)}var a;if(window.performance)var e=(a=window.performance.timing)&&a.responseStart;var p=0=c&&(window.jstiming.srt=e-c)}if(a){var d=window.jstiming.load; 0=c&&(d.tick("_wtsrt",void 0,c),d.tick("wtsrt_","_wtsrt",e),d.tick("tbsd_","wtsrt_"))}try{a=null,window.chrome&&window.chrome.csi&&(a=Math.floor(window.chrome.csi().pageT),d&&0=b&&window.jstiming.load.tick("aft")};var k=!1;function l(){k||(k=!0,window.jstiming.load.tick("firstScrollTime"))}window.addEventListener?window.addEventListener("scroll",l,!1):window.attachEvent("onscroll",l); })();

lunes, abril 09, 2007

"La princesa que creía en cuentos de Hadas"

El quien, como y cuando pasa a ser irrelevante con el tiempo.
Entre más pasa el tiempo son más las historias refundidas entre letras de colores según la temporada.

Ya el color ha dejado de ser importante, impenetrante.
Hasta el olor y la forma han pasado a entremezclarse en esa "gran urna del corazón" desenredando la maraña de emociones que a hoy me deja una sensación clara de lo que para mí, hasta ahora, había sido completamente incomprensible...

Es como si de repente comprendiera, sin más ni más, la sabiduría popular de las abuelas.

Es la primera vez que esta historia no tiene nombre propio,
o es tal vez todo lo contrario,
es la primera vez que tiene nombre propio, el de siempre, el mío.

Siento un profundo, pero simple y práctico despertar,
siento salir del cuento de Hadas y aterrisar en la realidad.
Realidad de la que huí con tanta fuerza,
la misma de la que ahora me apego sin apego y disfruto al contemplar.